Carmen Guzmán, la señora milonga


Lo suyo nunca fue la estridencia ni el éxito masivo. Sin embargo, es una de las artistas más valiosas que dio la milonga como género musical. A los 84, todavía vigente en más de un sentido, Carmen Guzmán dio ayer un recital exquisito en un ámbito a su medida: módico, cálido y distinguido.

      El lugar, la intérprete, su repertorio, el escaso público… todo remitía a una ceremonia sólo apta para entendidos. Sin embargo, el arte de Carmen Guzmán es por demás accesible para cualquiera que logre conocerla en medio de la marea de música comercial que nos inunda a diario. Claro que no era fácil enterarse del recital que dio anoche en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes, una hermosa casona ubicada en Palermo Chico. También es verdad que en la sala entran sólo 110 personas. Su obra (una vasta colección de tangos y sobre todo de milongas camperas) no ha sido de las más difundidas. Su imagen tampoco es la de una joven estrella del rock, ni se impone por el volumen de su sonido, precisamente.
      Lo de Carmen Guzmán es algo mucho más sutil. A los 84 años, mantiene una lucidez envidiable, no sólo para cantar y acompañarse con su propia guitarra durante más de una hora, sino también para hilvanar las canciones con recitados de poemas del mendocino Rodolfo Pereira y amenos comentarios sobre las obras. Así fue como los privilegiados oyentes pudieron enterarse cómo compuso el vals ¿Adónde irá? junto a Mario Clavell, qué espíritu anima el tango Oíme, ciudad mía (que lleva letra de Héctor Negro, uno de sus principales socios en la creación) y cómo suena la zamba Corazón solito, esa que constituyó su primera composición.
      Guzmán cantó con un registro agudo, diferente del que mostraba al hablar, lo que hacía suponer que estaba forzando un poco su voz hacia una tonalidad que por momentos no la favorecía. Eso no fue obstáculo para que conmoviera con Cuatro pasos (el tango dedicado a su esposo), La Noche de Buenos Aires (emotiva pintura de la bohemia porteña con la que se despidió) y con sus temas más interpretados por otros cantantes: Porque vas a venir (que lleva letra de Mandy) y De Buenos Aires Morena (escrita con el poeta Héctor Negro). En ese gesto sereno, introspectivo, definitivamente sabio del canto bien sentido, con la guitarra como cálido telón de fondo, pero también en las letras vitales y profundas, es donde radica el encanto de Guzmán.
      Por otro lado, hay algo en ella que recuerda a Nelly Omar. Tal vez sea ese aire entre gentil y orgulloso. Seguro, el gusto por atravesar el territorio de la milonga campera con la guitarra como único equipaje.
      Carmen Guzmán nació en Mendoza, donde estudió guitarra desde los 7 años. A los 14 ya era profesora del instrumento. Luego de actuar en todas las radios de la capital cuyana, en 1958 grabó su primer disco para Philips. Tres años después se radicó en Buenos Aires, emprendiendo una carrera artística ininterrumpida en la que grabó otros 13 discos, siempre como guitarrista y cantante solista. Pero fue su aporte como compositora el que más reconocimientos tuvo, no sólo a través de una decena de prestigiosos premios sino a través de la consagración de sus creaciones en el repertorio de artistas como Susana Rinaldi, José Larralde y Horacio Molina. Escribió en colaboración con Armando Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana, Ramón Navarro, Teresa Parodi y Raúl Carnota, entre muchos otros. En los últimos meses, Guzmán fue noticia por dos lanzamientos discográficos: el de Señora Milonga (su último CD, con acompañamientos de Roberto Calvo en guitarra y “Tato” Finocchi en piano) y el de Con esa luz (la placa en la que Chany Suárez canta 17 melodías suyas).

Carlos Bevilacqua

Foto: Carmen Guzmán, durante el concierto reseñado. (Gentileza del Fondo Nacional de las Artes)

Publicado el 14-11-2009.