Seleccionado oriental


Algunas de las voces más destacadas que dio la música popular uruguaya en los últimos 40 años brillan en ¡Uruguayas campeonas!, el CD que acaba de lanzar el periodista Humphrey Inzillo a través de un nuevo sello. Las grabaciones allí reunidas permiten descubrir a intérpretes fascinantes, en su mayoría ignoradas en la Argentina.

      Lo de los uruguayos no es la llegada en aluvión ni los grandes golpes de efecto. Haciendo honor a una tradición de sobriedad, en general van filtrándose en la consideración colectiva de a poco, con discos y shows esporádicos pero trascendentes. Luego del regreso de la democracia, en 1983, los músicos populares de aquel lado del charco fueron ganando cada vez más espacio en el gusto de los porteños. Todavía vigente el canto comprometido de Alfredo Zitarrosa y los experimentos varios de Rubén Rada, nos entusiasmamos con las poderosas fusiones de candombe, murga y rock de Jaime Roos y, más tarde, con la sensibilidad poética de Jorge Drexler. Aunque con menos repercusión, en la última década también desembarcaron con frecuencia otros intérpretes difíciles de encasillar, como Martín Buscaglia.
      ¿Qué pasó, a todo esto, con las mujeres en el Uruguay? El flamante CD ¡Uruguayas campeonas!, cantoras de la Banda Oriental bien podría ser visto (o, mejor, escuchado) como una respuesta a ese interrogante. Se trata de una selección de 20 versiones a cargo de sendas intérpretes femeninas del país vecino que se hicieron oír durante las últimas cuatro décadas. De la legendaria Dianne Denoir cantando una canción de Eduardo Mateo en 1972 a la frescura de Martina Gadea (premio Graffiti 2010 como revelación) en una original pieza de su autoría. En el delicioso camino de las 20 pistas hay lugar para otras cantantes de mucha trayectoria como Vera Sienra, Mariana Ingold y Estela Magnone, exponentes de una generación posterior (como Samantha Navarro o la tanguera Malena Muyala) y emergentes del último lustro, como Ana Prada (quien el jueves pasado actuó en el ND Ateneo) y Eli-U, hija del mítico cantautor oriental Gustavo Pena Casanova, más conocido como “El Príncipe”.
      Tal como adelanta la gacetilla de prensa, si bien la sensibilidad femenina es un denominador común de las canciones, no es un disco de género, en tanto no se propone reivindicar el lugar de la mujer ni plantear sus problemáticas particulares. De hecho, algunas de las canciones elegidas fueron escritas por célebres varones de la música popular uruguaya. Es, más bien, una muy buena muestra de la diversidad de estilos que se dieron en los últimos 40 años, en su mayoría al margen de la consideración masiva de este lado del charco. Por eso, resulta una excelente oportunidad para conocer la expresividad de Mónica Navarro, las inflexiones arrabaleras de Maia Castro, la dulzura de Samantha Navarro en su hermosa Ana Lía o el registro grave de Rossana Taddei en Poder sonreír, entre otros puntos altos. Hasta el flamenco aparece bien representado por la conmovedora interpretación que Cristina Fernández hace de Andaluces de Jaén.
      Además, este disco implica la posibilidad de acceder a canciones de una belleza oculta por los vericuetos del mercado. Es fácil sentir una inmediata afinidad con El gran amor, una especie de candombe beat de y por Mariana Ingold. O con la concisión de Escalofrío, de y por Gabriela Posada. O con los devaneos de Lea Bensasson en los versos de su Prudencia. O con las imágenes que Patricia Kramer canta en su Despedida en espiral.
      En determinados segmentos, las campeonas se lucen jugando en equipo: así como en una pista Samantha Navarro suena ensamblada con sus compañeros de La Dulce, en otra se despliegan las texturas del cuarteto vocal La Otra (integrado también por Prada y Bensasson) y en una tercera dialogan las voces de Berta Pereira y las comadres.

Ayudar a descubrir

      ¡Uruguayas campeonas! es la primera edición del sello Lulú Discos, creado por el crítico musical Humphrey Inzillo (editor de la revista Rolling Stone Argentina). A través de este emprendimiento, Inzillo se propone realizar en el futuro otras producciones especiales que signifiquen un aporte al panorama discográfico, pero no editar placas de un solo intérprete. Según estima, no necesariamente se va a ceñir a la música uruguaya, una de sus especialidades como periodista.
      Respecto de esta compilación, explica: “Por un lado, me propongo hacer un aporte a la difusión de la música popular uruguaya con algo que no se hizo nunca en las últimas cuatro décadas. Por otro, extender una práctica mía cotidiana, la de ayudar a mis conocidos a descubrir artistas que me parecen valiosos. Después, cada uno puede ahondar según sus gustos”. En cuanto al criterio de selección, buscó ser lo más abarcativo posible dentro de la canción popular urbana del Uruguay. “No hay rock –aclara–. Tampoco pop, a excepción de ciertos elementos de lo que muestran en el disco La Dulce y Martina Gadea”.
      A tono con el buen gusto general de la compilación, el arte de tapa suma gratos momentos. A través de un texto introductorio del editor, de los datos de grabación de cada tema (músicos incluidos) y de una emotiva foto desplegable de varias de las intérpretes sobre el césped del Estadio Centenario de Montevideo, todas vestidas con la camiseta de la selección uruguaya de fútbol.
      El disco fue editado hace menos de un mes. Curiosamente, se consigue en disquerías argentinas pero no en uruguayas. De aquel lado del Río de la Plata se venderá sólo en los recitales de cada una de las intérpretes. La producción, a cargo del propio Inzillo, contó con el auspicio del Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay.

Carlos Bevilacqua

Imágenes: arriba, algunas de las intérpretes seleccionadas. En medio del texto, la portada del CD. Ambas, fotos de Matilde Campodónico.

Publicado el 29-11-2010.