Aire fresco para el flamenco


La obra del poeta español Federico García Lorca es recreada con recursos coreográficos, musicales y teatrales en Flamenco!, una puesta escrita y dirigida por Jorge Mazzini que puede verse hasta el 30 de julio en el Teatro Astral. Brillan especialmente Dora Prince y Juan Carlos Puppo en la actuación y Claudio Arias en el baile.

      El espectáculo empieza con un efecto visual inédito para el flamenco: el color flúo sobre fondo negro. Más propio del teatro negro que de este tipo de espectáculos, nos advierte que Flamenco! no será como todos los shows de flamenco, es claro que apuesta a insuflar una bocanada de aire fresco al género. Nos encontramos con una obra compuesta por una selección de fragmentos de las distintas obras de Federico García Lorca en la que conviven los textos recitados con cuadros de baile.
      Los fragmentos de Lorca, actuados por Dora Prince y Juan Carlos Puppo se encuentran tan bien interpretados que uno se queda con ganas de pasar al siguiente acto de Yerma o Bodas de Sangre. En cambio, continúa otro atrapante fragmento de la obra del poeta español y otra escena con su particular elenco de baile (Ballet Flamenco Palma y Tacón), vestuario (Pablo Bonet) y ambientación de luces (Fernando Di Yorio). Las escenas mejor logradas por el enorme compromiso expresivo de sus intérpretes son los dos cuadros protagónicos de Claudio Arias (quien junto con Fabiana Pouso es responsable de la coreografía del espectáculo) en los que interpreta a los toreros en Prendimiento y muerte de Antoñito el Camborío y A Ignacio Sánchez Mejía; y el momento final de Bodas de Sangre a cargo de Dora Prince y su desgarrador duelo por la muerte del hijo.
      Es indudable la precisión del director Jorge Mazzini (libro, diseño coreográfico y dirección general) al seleccionar aquellos fragmentos más dramáticos y representativos de las obras de Lorca. Además evidencia un gran trabajo el haber logrado que esa selección genere una intensidad de climas y emociones que se acumulan hasta su explosión final en el último acto lorquiano. Después del colorido y festivo comienzo con marionetas en El mundo de Federico llega Soledad Montoya que hace asomar la pena lorquiana. A continuación, prima la temática femenina en fragmentos de La casa de Bernarda Alba y Yerma. Luego se suceden Prendimiento y muerte… y A Ignacio Sánchez Mejía, dos piezas masculinas de toreros gitanos que encuentran trágicamente la muerte: “A las cinco de la tarde / eran las cinco en punto de la tarde (…) cuando la plaza se cubrió de yodo / a las cinco de la tarde / la muerte puso huevos en la herida”. Aunque el pico de intensidad trágica llegaría con Bodas de Sangre, luego de Sueños de otros días basado en El Baile. Por último, el cierre del espectáculo nos regala un sosiego con Anda jaleo, un cuadro de baile flamenco animado y festivo.
      En la variedad de los fragmentos elegidos por Mazzini de las distintas obras de Lorca hay dramaturgia y también poemas. Al respecto, es notable que Mazzini haya seleccionado poesías con la misma temática de los toreros: la que habla de Antoñito el Camborío, publicada en el Primer Romancero Gitano (escrito entre 1924 y 1927, publicado dos años después) y las publicadas en el libro Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (escrito en 1934 y editado un año después). Es que entre el flamenco, los toros y García Lorca se tejió una trama de significaciones comunes que el espectáculo de Mazzini explota ingeniosamente.
      Para principios del siglo XX la gran mayoría de los toreros eran gitanos. Tanto el flamenco como las corridas de toros eran considerados por la elite de entonces como espectáculos bárbaros que embrutecían a las masas. En este sentido, Lorca junto con su maestro Manuel De Falla, hicieron un titánico esfuerzo por ubicar al flamenco dentro de la órbita de los intelectuales españoles. Con la organización del Primer Festival de Cante Jondo en 1922, se retomó la tradición de esa expresión típica andaluza y se reconoció a viejos artistas casi olvidados. Desde ese momento y gracias a los numerosos estudios que se publicaron sobre las raíces musicales y el origen étnico del flamenco, éste logró legitimación y reconocimiento como cultura representativa de España. De manera que el flamenco le debe mucho a Lorca, De Falla y a otros investigadores como los Machado, quienes vieron en él una cultura misteriosa y fascinante. Por eso es justo y oportuno ligar a Lorca con el flamenco, para poder así retomar los hilos de esa historia que se tejió más allá de nuestros ojos y que en general queda invisible como los hilos de las marionetas.
      La música de Flamenco!, a cargo de Rodrigo González, sostiene la apuesta a lo distinto: la inclusión de un violín entre los instrumentos típicos del género como la caja, la guitarra y la voz, hace la diferencia. Con participaciones contadas pero precisas, el violín logra momentos de clímax en cada escena, es decir, funciona amalgamando los efectos teatrales de los intérpretes, los juegos de luces y la letra de Lorca.
      No obstante la ola de frío polar que azotó a Buenos Aires el fin de semana pasado, Flamenco! logró templar las almas de los espectadores. Incluso a pesar de las correntadas de aire helado que circulaban por la sala del Teatro Astral. Esta deficiencia en la infraestructura del teatro forzó a los espectadores a permanecer con tapados, guantes y bufandas puestos mientras disfrutaban del espectáculo.
      Flamenco!, que se reestrenó a principios de julio tras haber sido estrenada durante el último verano, puede verse los miércoles, jueves y viernes a las 21 en el Teatro Astral (Corrientes 1639, CABA).

María Sol Azcona


En la foto: una escena grupal de la obra (gentileza de la agencia Pintos y Gamboa).

Publicado el 22-7-2010.