Campeones colombianos

Los colombianos Diego Benavídez Hernández y Natasha Agudelo Arboleda se coronaron anoche campeones mundiales de tango salón, tras un emotivo desempate con los venezolanos John Erban y Clarissa Sánchez. Afrenta al orgullo local: de los diez bailarines mejor ubicados, sólo uno es argentino.

      Es difícil imaginar una definición más emotiva: luego de cumplidas las rondas de rigor, como los puntajes de las dos parejas mejor ubicadas eran idénticos, se debió realizar un desempate entre los venezolanos John Erban y Clarissa Sánchez y los colombianos Diego Benavídez Hernández y Natasha Agudelo Arboleda para poder coronar a los campeones. Las dos parejas bailaron entonces, simultáneamente, Nada (por la Orquesta de Carlos Di Sarli con la voz de Alberto Podestá), Tigre viejo (por Fresedo) y Llorar por una mujer (por Enrique Rodríguez con la voz de Armando Moreno), los tres tangos sorpresivos que debieron bailar de la mejor manera posible. Era el ratito para lucirse. Toda la pista era para ellos. Todo se jugaba en esos pasos.
      En un fallo “express”, que no demoró más de 10 minutos, el jurado terminó inclinándose por el estilo más sobrio, económico, pero de innegable elegancia y musicalidad de los colombianos. La responsabilidad de calificarlos recayó sobre María Nieves, Eduardo Arquimbau, Carlos Bórquez, Guillermina Quiroga, Julio Dupláa, Jorge Torres y Miguel Ángel Zotto. Ellos fueron quienes oficiaron de jueces en la final del Campeonato Mundial de Tango Salón, celebrada anoche en el estadio Luna Park de Buenos Aires. Así, ante los 6.000 espectadores que siguieron con atención cada movimiento, Benavidez Hernández y Agudelo Arboleda se alzaron con la copa y los $30.000 de premio estipulados por el Gobierno de la Ciudad, organizador de la competencia. Como novedad de esta edición, también recibieron una invitación de la empresa Air France para actuar en París el próximo fin de semana.
      “Es una alegría muy grande, no sólo para nosotros sino para toda la comunidad tanguera de Colombia. Con esta victoria tenemos ganadas las dos categorías”, expresó el campeón, en diálogo con Melografías. Aludía así a la pareja de Diana Giraldo Rivera y Carlos Paredes, que habían ganado el Mundial de Tango Escenario de 2006. Ella, por su parte, acotó: “Me parece que también es una demostración de que conviene creer que sí se puede. Apuntamos a lo más alto y lo conseguimos”.
      Con 34 y 28 años, respectivamente, los dos son bailarines profesionales que viven del tango como protagonistas de shows, docentes y productores de eventos. Según contaron, hace quince años que se dedican al tango, pero hace sólo siete que bailan juntos, tras un encuentro en una milonga de Medellín que también redundaría luego en una relación sentimental oficializada: hoy forman un matrimonio con dos hijos. Él es oriundo de Cali; ella, de Medellín, donde actualmente residen.
      Llevados a mencionar docentes que los hubiesen marcado, agradecieron las enseñanzas de Daniel Nacucchio y Carlos Pérez (quienes los entrenaron para esta competencia) y las de Claudio González y Melina Brufman (quienes antes los habían formado en tango escenario).
      La preparación para este Mundial implicó varias semanas de entre 3 y 4 horas de ensayos diarios y frecuentes visitas a las milongas colombianas, por la noche.
      No es la primera vez que participan de un Mundial de Tango, pero la mejor posición que habían logrado había sido la 13ª en la categoría Escenario, en 2010. En Salón, nunca habían logrado llegar a la final. Si bien otros años participaron en las dos categorías, este año decidieron participar sólo en Salón.
      De la final participaron en total 40 parejas, que bailaron en 4 rondas de 10 parejas cada una. Así como  en el emotivo desempate quedó definido el segundo puesto, en la coronación previa se anunciaron los demás integrantes del podio tanguero. El tercer puesto fue para los estadounidenses Brian Nguyen y Yuliana Basmajyan, el cuarto para los italianos Mauro Zompa y Sara Masi (dos habitués del Mundial), en tanto el quinto puesto fue para la pareja argentino-japonesa de Cristian López y Naoko Tsutsumizaki. De los diez bailarines mejor conceptuados, sólo uno fue argentino.
     
Shows demasiado breves

      Intercalados entre las diferentes instancias de competencia, hubo números artísticos diversos. Como apertura del evento, bailaron los campeones 2010 de tango salón, los argentinos Sebastián Jiménez e Inés Bogado. Más tarde, cuando los nuevos campeones ya habían sido coronados, el encargado de exhibir sus habilidades coreográficas fue el veterano Juan Carlos Copes, abrazado a su hija Johana. Cada una de las parejas bailó un solo tango, sin que los organizadores admitieran la posibilidad de que el público pidiese alguna yapa.
      Los números musicales, directamente, prometieron mucho más de lo que dieron. No tanto por problemas de calidad, sino de cantidad. El primero en presentarse sobre el escenario del Luna Park fue el gran Rubén Rada. El "Negro" pudo templar el clima con su tierno Candombe para Gardel y a continuación presentó Araca con el tango, una composición suya, bastante previsible, referida a la declaración del tango como patrimonio universal de la humanidad por parte de la UNESCO. No hubo tiempo para más, según mandaban los tiempos de la Dirección de Festivales. Rápidamente debió dejar su lugar a la Orquesta Típica del Río de la Plata, una formación creada a instancias de la citada declaración con la confluencia de músicos argentinos y uruguayos, todos virtuosos instrumentistas. Una idea interesante, que se proyecta además en la generación de obra propia, como quedó demostrado a continuación con la interpretación que los cantantes uruguayos Tabaré Leyton y Gabriela Morgade hicieron de Veredas de dos orillas, pieza de tono tanguero clásico.
      Más tarde, ya con el rumor de la polémica instalado en el ambiente tras el fallo, hubo algo más de tiempo para dos figuras de la murga y el rock uruguayos: Edú "Pitufo" Lombardo y Pablo "Pinocho" Routin, quienes hicieron una lograda versión de Rocanrol, junto al coro de la agrupación carnavalera montevideana La Murguera.
      En todos los casos, pero particularmente en cuanto a los músicos, quedó la sensación de haber desaprovechado el potencial de los artistas convocados y hasta la de haber caído en una falta de consideración hacia las trayectorias de esos artistas.

Carlos Bevilacqua

En la imagen: Natasha y Diego, en la exhibición posterior a la coronación. Foto Gentileza Gobierno de la Ciudad.

Publicado el 30-8-2011.