Musical jazzero de cautivante despliegue

Una fórmula conocida, pero ejecutada con pericia y sentido artístico, es la que explica el encanto de esta obra dirigida por Ricky Pashkus (algo así como el gurú de musical argentino), pensada por Lino Patalano y Elio Marchi, y protagonizada por un total de 34 artistas en el mítico Teatro Maipo.

      “El mejor jazz… los mejores intérpretes” dice como subtítulo el programa de Nice ’n easy, el musical que entre el jueves pasado y ayer tuvo su segundo ciclo de funciones en el Teatro Maipo. Si bien la frase puede ser vista como una más de las típicas exageraciones publicitarias, para los amantes del swing y de las baladas más célebres del jazz, el espectáculo dirigido por Ricky Pashkus significa una excelente oportunidad de regodearse con ese imbatible repertorio en una puesta que lo honra.
      Música en vivo, canto, baile y toques de actuación se combinan en armoniosas proporciones gracias a la pericia de ¡34! artistas en escena que siguen las ideas de Lino Patalano y Elio Marchi. Desde una plataforma ubicada al fondo del escenario, los músicos de la Antigua Jazz Band aportan la banda sonora de casi todo el show con una línea de instrumentos de viento que son como una locomotora de fuerza sincopada. En los temas cantables se lucen las dos voces principales: Sandra Mihanovich (con varios antecedentes favorables en el género) y el carismático Christian Giménez (hace un par de meses, protagonista del también espléndido Swing Time sobre ese mismo escenario). Sin competir con ellos, en una sintonía diferente, también brilla un grupo de tres hombres y tres mujeres encargados de ciertos segmentos de música gospel. El cuerpo de bailarines muestra un nivel técnico deslumbrante al ejecutar las coreografías de Elizabeth De Chapeaurouge con una coordinación y una gracia singulares. Dentro de esos cuadros, los roles protagónicos quedan en los pies de las estrellas del ballet clásico Eleonora Cassano y Cecilia Figaredo. En todos los casos, el oportuno vestuario de Pablo Battaglia (con marcadas referencias a la moda de los años ’30 y ’40) suma glamorosos encantos al resultado general.
      Aunque la estructura general del espectáculo se basa en una previsible sucesión de cuadros coreográficos, cantados o meramente musicales (con la orquesta como única protagonista), también guarda gratas sorpresas, tanto en una de las intervenciones de Alberto Favero, a su vez director musical del show, como en un duelo de melodías no tan jazzeras entre los miembros de la Antigua.
      ¿Qué temas componen el seleccionado de standards inoxidables? Take the A train, All of me, Ain’t misbehaving, Caravan, Summertime, The man I love, I’ve got rhythm, It don’t mean a thing, Saint Louis Blues, Satin doll y When the saints go marching in, entre otros ocho. El tema que da nombre al espectáculo constituye una de las cumbres de la noche por las expresivas interpretaciones de Mihanovich y Giménez en un dúo de antología.

Carlos Bevilacqua

En la imagen, portada del programa de mano del show.

Publicado el 23-11-2009.